Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2018

Viernes Santo

Imagen
MAÑANA DE VIERNES SANTO Despunta el alba del Viernes Santo,   morado de penitencia, amarillo de traición. Cirios lila cogidos por guantes blancos. Tres cruces y una corona abren la procesión. Padres acompañando a sus hijos, transmisores de una tradición, discípulos del Nazareno herederos de fe y devoción. Sobre un monte de lirios Jesús trata de levantarse, para continuar el camino del tormento y la aflicción. Cruz de plata rutilante  que disimula el patíbulo repugnante; traje de terciopelo que oculta la sangre del flagelo; potencias de plata reluciente que opacan la corona de espinas doliente. ¡Oh, mañana de Viernes Santo, día de redención! Costaleros, valientes costaleros, que llevan o aguardan para ayudar al Hombre Caído, cual cirineos del mismísimo Señor. San Elías, la Verónica   y la Virgen de los Dolores, Dimas, Gestas y los doce Apóstoles. Abraham, el ángel y el hijo del sacrificio, el que blande la campana y golpea con el mar

Jueves Santo

Imagen
        Última Cena Los Doce se reunieron víspera de la Pasión y otros Doce se juntaron tras la procesión. El Jueves Santo,  cuando todo termina, recuerdan la Cena sagrada donde comen el Pan que da vida. La Cofradía de los Apóstoles canta las glorias de nuestro Señor, cantan con gozo que Dios nos entrega su Cuerpo y su Sangre en la comunión. En una sala de Alcaudete en noche de luna llena, los doce dan testimonio de aquella gloriosa Cena. Cena de Pascua, dolor de traición y despedida, su corazón se desgarra, llegó la triste partida. Comparten la misma fuente el Redentor traicionado, el cobarde pescador y el discípulo adorado. Todos en la misma mesa. ¡Es el Banquete del Señor! A él somos invitados el santo y el pecador. A ti te grito cristiano, ¡vívelo con devoción! es el misterio más grande que el Hijo de Dios dejó. Te invita a la Santa Cena Jesucristo Salvador, bebida de Vida Eterna, comida de redención. Santo b

Miércoles Santo

Imagen
Cristo de la Misericordia - Muerte de Jesús La medianoche del miércoles se hace tarde de Viernes Santo. Santa María abre sus puertas para mostrar al Crucificado, al Hijo del carpintero en misericordia transformado. Nazarenos de negro cubiertos de blanco, ruido de cadenas y cruces arrastrando, antorchas iluminantes que anuncian a su paso la Serpiente Blanca que vino a salvarnos. ¡Oh, Señor de la misericordia, Cordero inmaculado, que derramaste tu sangre para la remisión de nuestros pecados! Las lágrimas de la muerte  un día de ti brotaron, pues tu buen amigo Lázaro en Betania fue enterrado. Las lágrimas hacemos nuestras al verte en la cruz clavado, porque eres nuestro Maestro, el que hoy nos ha dejado. No podemos evitar contemplar tu cuerpo izado, cual bandera victoriosa en la guerra del pecado. Para ganar la batalla un alto precio has pagado, la carne mortificada y los pies atravesados, las manos crucificadas y abierto el santo

Martes Santo

Imagen
Cristo atado a la Columna Columna de sufrimiento e ignominia, baluarte que encadenó a Jesús y empapó su sangre. Fuiste potro de tortura de quien era Manantial de un agua pura. El Martes Santo sales de tu convento para mostrarnos aquella espalda, la espalda del escarnio, el suplicio y el flagelo. Estabas llamada a ser la base de un arco, la entrada del dintel de un palacio o el soporte de una donosa escultura. En cambio, te convertiste en el cadalso de quien nunca tuvo culpa. A ti fue atado Jesús, el camino, la vida y la verdad. En ti fue sometida la libertad, la Salud herida, y la Humanidad escarnecida. ¡Oh, patíbulo de flagelación, que sometiste al Hijo de Dios! Pasaste a la historia como lugar de tormento. Tú escuchaste sus gritos, ignoraste sus lamentos. Su carne y su sangre dejaron su sello impreso. A tu vera se formó el “Ecce homo”, la imagen del hombre sufriente. Tú fuiste testigo de la trasformación, del resultado que deja el odio sobre

Lunes Santo

Imagen
Oración de Jesús en el Monte de los Olivos Cada Lunes Santo, cuando cae la tarde, las calles de nuestro pueblo recuerdan aquel momento de Jesús orando en el huerto. Ese día nuestra Campiña, la Plaza, el Carmen y la Cuesta de San Francisco se convierten en ese Monte Santo donde Cristo, postrado y de rodillas, implora consuelo en este trance de llanto. Aquellos olivos enjugaron las lágrimas de nuestro Señor, y supieron el precio de la redención. ¡Los olivos, nuestros olivos, árboles escogidos para la última oración! En ellos encontró la paloma la rama que anuncia la nueva creación. En ellos el rey halla riqueza, en ellos el pobre halla su alimento y todos disfrutamos su presencia en los sacramentos. ¡Los olivos, nuestros olivos, plantas nobles de larga tradición! Adorno de nuestro paisaje, compañeros de viaje, testigos de la Pasión. De aquel dolor infinito, de aquel cáliz de amargura, de la sangre que sudó. ¡Los olivos, nuestros olivos,  

Entrada Triunfal en Jerusalén

Imagen
No se trata de una semana más, sino de La Semana. Durante estos días, cristianos o no estamos llamados a recordar aquellos acontecimientos vividos por Jesús de Nazaret en la ciudad del rey David; unos hechos únicos e irrepetibles en nuestra historia. Por eso, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, no perdamos la oportunidad de volver a profundizar en el verdadero misterio que da sentido a la Semana Santa. A través de nuestros desfiles procesionales, pero, sobre todo, a través de las hermosas celebraciones litúrgicas de estos días, adentrémonos una vez más a vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestros Señor Jesucristo. Este año he tenido la oportunidad de ser el pregonero oficial de la Semana Santa de mi pueblo natal, Alcaudete. En él, traté de ofrecer mi visión de estos días y de cómo vivirlos. Lamentablemente, no lo grabaron y no puedo compartir con todos vosotros. Pero voy a ir dejándoos cada día de esta semana una de las partes de ese pregón, en funci