A mi nueva comunidad
Después de un tiempo de silencio, quiero retomar la palabra
para dirigirme a los habitantes de Jamilena, el pueblo del que he sido nombrado
párroco recientemente. Por eso la mirada de hoy tiene unos destinatarios
concretos (mis nuevos feligreses), una pretensión clara (tener un primer
contacto con ellos por la palabra) y un formato especial (una carta). Queridos
lectores, me vais a permitir que esta mirada se convierta en la carta de presentación de
un párroco a su nueva comunidad parroquial.
Mis queridos feligreses:
Con el corazón lleno de agradecimiento a Dios por haberme regalado el don de la vocación sacerdotal y llamarme a su servicio en la Iglesia de Jaén, asumo con gozo la nueva responsabilidad que me ha confiado nuestro obispo D. Ramón del Hoyo López, como párroco de la Parroquia de la Natividad de Nuestra Señora de Jamilena. Afronto este nombramiento con la misma ilusión que mis anteriores destinos como párroco de Santa Ana y La Inmaculada de Mengíbar, y lo vivo como una «merced» (en palabras de Santa Teresa de Jesús) que el Señor me concede y a la que humildemente quisiera responder con vuestra ayuda.
Desde el momento que conocí mi nuevo destino, me siento unido
en la oración a toda la comunidad cristiana y a cada uno de vosotros en
particular, especialmente a aquellos que pueden estar sufriendo por algún
motivo. Como no podía ser de otro modo, aunque todavía no haya tomado posesión,
ya os llevo en el corazón. Lo mismo que espero y deseo que vosotros, desde ya,
me tengáis también presente en vuestras oraciones para que como párroco pueda
parecerme cada día un poco más a Cristo, el Buen Pastor, modelo de todos los
que hemos sido llamados en la Iglesia para presidir en la caridad las comunidades
cristianas.
Vuelvo a la diócesis de Jaén con la alegría de retomar el
ministerio pastoral en una parroquia y empezar a caminar con vosotros: mi nueva
comunidad cristiana. Regreso como párroco, después de estar tres años en
Madrid, con el reto de simultanear la vida parroquial y concluir mis estudios. No
va a ser fácil, pero espero contar con vuestra paciencia y comprensión. Va a
ser una nueva etapa para todos, en la que vamos a necesitar un tiempo de
adaptación recíproca. Y hemos de empezar este período con una doble mirada: hacia
atrás, con agradecimiento por lo vivido; y hacia delante, con esperanza por lo que nos aguarda.
Vivimos tiempos «recios», que diría la Santa de Ávila. Nos
encontramos en un momento que nos exige volver a lo esencial para que, sin
perder nuestra identidad, podamos construir una comunidad parroquial «en
salida», tal y como nos pide el papa Francisco. Y lo esencial para el cristiano
siempre es Cristo. Por eso, hemos de volver una y otra vez a vivir el encuentro
personal y comunitario con Cristo. Necesitamos sintonizar con Él, escuchar su
Palabra, descubrir su Verdad, seguir su Camino, procurar su Justicia, sentir su
Amor, vivir su Vida.
Se celebra el 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa
de Jesús. Una mujer valiente que, junto a San Juan de Cruz, reformó la orden religiosa del
Carmelo. Una mujer de Dios que a sus 39 años sintió una llamada especial a una
vida más evangélica y más auténtica. Pidámosle al Señor que también
nosotros, a imagen de la Doctora Abulense, sintamos esa llamada a una mayor
fidelidad al Evangelio a nivel tanto personal como comunitario. Yo así se lo pido a Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Recibid
un cordial y afectuoso saludo.