Decálogo para mi sobrino

El jueves, día 20 de agosto, nació mi sobrino a las 20:40h. en el Complejo Hospitalario de Jaén.

Era la primera vez que contemplaba a un recién nacido en los primeros minutos de su vida fuera del vientre materno, la primera vez que podía comprobar cómo es la mirada de un padre cuando se encuentra con su primogénito, la primera vez que en una familia, la mía, vivíamos el milagro de una nueva creatura. Simón fue uno de los 9 bebés que nacieron ese día en Jaén y que, por tanto, se convirtieron en la razón de vivir para sus progenitores, en un foco de alegría para sus respectivas familias y un motivo de esperanza para nuestra sociedad, cada vez más envejecida.

En medio de un enorme gozo por el alumbramiento, sin embargo, no he podido evitar pensar durante estos dos días en el complicado mundo que se va a encontrar mi querido sobrino. Por eso le he dado vueltas a aquello que me gustaría que recordara siempre y me he atrevido a escribirle el siguiente decálogo para que pudiera guiarlo en la peregrinación que ahora comienza, aunque me parece que tardará bastantes años hasta que pueda entender todo lo que con él le he querido transmitir. 

  1. La vida no tiene sentido sin Dios. Él es la respuesta definitiva a todas las preguntas fundamentales de la existencia humana. 
  2. La vida es un regalo, a veces muy breve, y no merece la pena malgastarla en frivolidades. Cada momento es único e irrepetible del que tendrás que dar cuentas al final.
  3. Hay tres verbos que siempre hallan recompensa: sonreír, perdonar y agradecer.
  4. Acepta la realidad tal y como viene por muy dura que sea. No te dejes llevar por los espejismos de una vida fácil, porque la vida real siempre tendrá una dosis de sufrimiento, trabajo y esfuerzo. Te ayudará mucho estar cerca de los pobres.
  5. Escucha a las personas sensatas y aprende de ellas.
  6. No temas al fracaso, porque forma parte de la vida misma. Aprende siempre de tus errores, te permitirá reorientar tus acciones y decisiones.
  7. Nunca olvides de dónde vienes y quién eres, porque nadie puede renunciar a su pasado sin que su vida se convierta en una huida hacia delante.
  8. Rodéate de buenos amigos que te ayuden a ser mejor persona.
  9. Actúa según tu conciencia y no faltes nunca a tu palabra, porque a veces es lo único que queda.
  10. Espera siempre y ten paciencia. La desesperanza y la impaciencia son muy malos consejeros.

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